Con su trabajo y su ingenio el hombre se ha esforzado siempre por mejorar su vida; pero hoy, gracias a la ayuda de la ciencia y de la técnica, ha desarrollado y sigue desarrollando su dominio sobre casi toda la naturaleza y, gracias sobre todo a las múltiples relaciones de todo tipo establecidas entre las naciones, la familia humana se va reconociendo y constituyendo progresivamente como una única comunidad en todo el mundo. De donde resulta que muchos bienes que el hombre esperaba alcanzar de las fuerzas superiores, hoy se los procura con su propio trabajo.
Ante este inmenso esfuerzo, que abarca ya a todo el genero humano, el hombre no deja de plantearse numerosas preguntas: ¿Cuál es el sentido y el valor de esa actividad? ¿Cómo deben ser utilizados todos estos bienes? Los esfuerzos individuales y colectivos ¿qué fin intentan conseguir?
La Iglesia, que guarda el depósito de la palabra de Dios, de la que se deducen los principios en el orden moral y religioso, aunque no tenga una respuesta preparada para cada pregunta, intenta unir la luz de la revelación con el saber humano para iluminar el nuevo camino emprendido por la humanidad.
Constitución pastoral Gaudium et spes sobre la Iglesia en el mundo actual
Concilio Vaticano II (Núms 33-34)
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