viernes, 25 de septiembre de 2015

Esperamos el juicio futuro

Mirad, yo coloco en Sión una piedra probada, angular, preciosa, de cimiento: «quien se apoya no vacila». Así pues, llama piedra probada, elegida y preciosa a nuestro Señor Jesucristo, que sobresale por la prestancia y la gloria de la divinidad. El es la base, la esperanza, el apoyo y el cimiento inconmovible de Sión, es decir, de la Iglesia, como es fácil de comprender. Y lo explica diciendo que ha sido puesto como fundamento por el Padre.

Dice que es la piedra angular, pues ensambla, en la unidad de una sola fe, a dos pueblos, israelita y pagano, con una unión espiritual. En todo edificio, el ángulo se forma por la concurrencia de dos muros contiguos, que se fusionan en uno solo. Y quien se apoya en él —dice— no vacila. Fíjate de qué modo conforte y distienda en cierto sentido el ánimo de los creyentes y abra a los afligidos de par en par las puertas de la libertad de la vida evangélica. Que es como si dijera: ¡Oh afligidos!, mirad que coloco en Sión como cimiento una piedra escogida. Y ¿cuál es su utilidad? Quién se apoya en ella no vacila. Con estas palabras quiere inducirnos a sustraer el cuello del pesado yugo de la ley, y a apartarnos de la sombra ya inútil e ineficaz, abrazando más bien la gracia por medio de la fe y consiguiendo en Cristo la justificación, que nada tiene de onerosa. Pondré —dice— mi juicio en la esperanza, y mi misericordia en la balanza. Pues, como el mismo Salvador dice: El Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran al Padre.

Comprendiendo esto, escribe san Pablo en su carta: Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir premio o castigo por lo que hayamos hecho en esta vida. Esperamos, pues, el juicio futuro e indudablemente una misericordia proporcional a las obras que cada uno haya hecho con recta intención. Lo cual significa — según creo— que la misericordia depende de quien nos juzga según la balanza, es decir, en razón de lo bueno y lo justo, en relación a las obras realizadas rectamente.

San Cirilo de Alejandría
Comentario sobre el libro del profeta Isaías

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